
Dentro de pocos días –el 15 -16 de febrero– tendrá lugar en el Auditorio de la Facultad de Teología de la Universidad de Lugano, el primer Foro Paneuropeo de Cofradías. Con ocasión de este encuentro, S.E. Mons. Michele Pennisi, Arzobispo de Monreale (Sicilia), ha tenido la amabilidad de responder a algunas preguntas. Mons. Pennisi ha sido nombrado recientemente Asistente eclesiástico de la Confederación de Cofradías de las diócesis de Italia.
Excelencia, ¿con qué espíritu se prepara para participar en el Primer Foro Paneuropeo de las Cofradías?
Voy al encuentro de Lugano con interés y curiosidad. Me interesa el hecho de que el fenómeno de las cofradías no es sólo italiano, sino que abarca a diversos países europeos. Me ha sorprendido que la iniciativa haya partido de Suiza: un país que la mayoría considera una nación secularizada. Sin embargo, de la Suiza italiana parte este mensaje: el del Foro Paneuropeo, promovido por laicos que en varios países de Europa se esfuerzan por vivir su fe de manera comprometida. Tengo curiosidad y deseo de profundizar en la dimensión europea de este fenómeno de las cofradías, una realidad capaz de aunar a los laicos no sólo alrededor de la liturgia, la oración o la piedad popular, sino también en el ejercicio de la caridad y la mutua solidaridad. Además, algunas de estas cofradías preservan un rico patrimonio compuesto de varias iglesias y bienes culturales valiosos. Voy sobre todo con una actitud de escucha.
¿Hay algún mensaje que le gustaría transmitir a estas cofradías?
En un período en el cual asistimos en Europa a una fragmentación de la existencia, en el que prevalece tantas veces una sensación de soledad, en el cual se multiplican las divisiones y contraposiciones, donde encontramos un creciente debilitamiento de la solidaridad interpersonal, las cofradías pueden ejercer un papel importante porque permiten a las personas que comparten la misma fe reunirse para vivir en plenitud su adhesión a Cristo, según las modalidades previstas en sus estatutos, que a menudo poseen una tradición de siglos. Quiero subrayar esto porque las raíces de Europa, antes de ser afirmadas por una ley, deberían estar presentes en la gente. Las cofradías son instituciones antiguas: algunas nacen en el medioevo, otras son un fruto de la Reforma católica, otras surgen durante el movimiento católico del siglo XIX, y algunas son de reciente fundación, aunque testimonian igualmente las raíces cristianas del continente. Las cofradías que cuentan con laicos pueden contribuir a nutrir estas raíces cristianas de Europa de cara a la Nueva Evangelización.
Por lo tanto, ¿piensa usted que las cofradías tienen un papel de cara a la nueva evangelización?
Sí, realmente sí. En este sentido, me parece importante que el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización se haya adherido a la iniciativa dando su patrocinio y con la intervención personal, durante la reunión, de su Presidente, S.E. Mons. Rino Fisichella. Es significativo también el respaldo concedido por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa. Esto manifiesta que tanto la Santa Sede como los obispos europeos están interesados en el hecho de que las cofradías del continente puedan colaborar con la Nueva Evangelización. Para cumplir esta misión, las cofradías –como ha afirmado el Papa Francisco en uno de sus primeros encuentros públicos tras ser elegido, con ocasión de la Jornada mundial de la piedad popular– deben articular su existencia en torno a tres principios fundamentales: la evangelización, la eclesialidad y la misionariedad. No puede limitarse a mantener vivas las tradiciones antiguas, sino que están llamadas a actualizar esas tradiciones, testimoniando así su ser una “Iglesia en salida”, animada de un espíritu misionero. También las obras de caridad, que forman parte de la tradición de las cofradías, han de ser hoy renovadas en base a las exigencias de los nuevos tiempos.
Como Asistente eclesiástico de la Confederación de Cofradías de las diócesis de Italia, ¿le parece que la experiencia italiana tiene algo particular que ofrecer a las cofradías de Europa?
La experiencia italiana es muy interesante, porque desde hace más de veinte años existe una Confederación de la que forman parte, a día de hoy, más de 3000 cofradías de varias regiones del país. Me parece importante que el ejemplo italiano pueda ser seguido también por otras naciones y, de este modo, quizá se pueda llegar a una Confederación europea de cofradías. Esto permitirá un mejor intercambio de experiencias y de proyectos, invitándose mutuamente y organizando hermanamientos con ocasión de aniversarios importantes, como ocurre ya con algunas cofradías de España o de Malta. Esta Confederación europea podría ser una herramienta importante para revitalizar las cofradías a nivel continental. Recordemos que, en Italia, la Confederación reúne al mayor número de laicos. En resumen, se trata de alentar a estas cofradías a través de un plan de formación, catequesis y caridad, haciendo de ellas protagonistas de la Nueva Evangelización.