FORUM PANEUROPEO

Evolución y perspectivas

Aunque el ardor generado durante el evento de Lugano fue seguido por el rigor de una reclusión forzada, esto no condujo, sin embargo, a una paralización del trabajo iniciado con el Foro.
Por el contrario, quizás era necesaria una pausa de reflexión y profundización, tras la frenética preparación de la reunión inaugural de Suiza, a la espera de volver a empezar la construcción, igualmente compleja, de la próxima reunión en Málaga (septiembre de 2021).

Así pues, los contactos entre los delegados han continuado sin ningún obstáculo especial, con el fin de definir las prioridades y las tareas respectivas de las representaciones nacionales. En efecto, hay muchos proyectos viables, pero es necesario llegar al segundo Foro con al menos los siguientes resultados:

1) A nivel organizativo: es responsabilidad de cada país difundir la información sobre lo sucedido en Lugano y asegurar la participación y presencia del mayor número posible de entidades nacionales, incluidas las que aún no han participado. Esto es especialmente cierto en el caso de España, como sede de la próxima conferencia, donde las numerosas Agrupaciones están estructuradas sobre una base diocesana o regional, o están vinculadas a grandes santuarios. También está prevista la invitación de una representación fraternal de Sudamérica. También habrá un compromiso, esta vez por parte de Suiza, de ampliar los contactos con Alemania.

2) En el plano institucional, el paso en el que estamos trabajando es el de constituir un vehículo asociativo común donde puedan converger las fraternidades europeas, a través de las estructuras agregativas ya existentes (Federaciones, Agrupación, Manutención, etc.).
Para definir el modelo de dicha entidad supranacional, se decidió partir del análisis del FOGC (Forum Omnium Gentium Confraternitatum), constituido formalmente el 2 de abril de 2011, tras un considerable estudio de su estructura estatutaria. Sin embargo, esto no ha tenido ningún desarrollo práctico significativo, tanto porque en su momento no involucró a algunas de las principales entidades europeas ̶ España, Polonia, Portugal ̶ como porque no obtuvo el reconocimiento oficial del Consejo Pontificio para los Laicos.
Por ello, todas las delegaciones presentes en Lugano están aportando sugerencias y adaptaciones, para llegar a un texto actualizado y compartido, que pueda ser discutido con las autoridades competentes del Vaticano. El objetivo final es volver a reunirse en Málaga para su ratificación oficial. Las principales competencias del futuro consorcio paneuropeo serían: la representación en los Consejos Internacionales y en las relaciones con las Instituciones Civiles; la formulación de documentos, programas y eventos comunes; la comunicación interna entre los miembros, la comunicación externa hacia el Vaticano central y las autoridades europeas, así como los medios de comunicación católicos.

3) En el plano conceptual, es necesario desarrollar una hermenéutica de la institución cofrade, también a la luz de los significativos desarrollos doctrinales de los últimos veinte años sobre la Piedad Popular¹, la Doctrina Social de la Iglesia² y el sensus fidei del Pueblo de Dios³. Todos estos temas están interrelacionados, en la medida en que se refieren sobre todo a la acción de los laicos, tanto en el ámbito eclesial como en el social, y son instrumentales en el que quizá sea el mayor y más urgente compromiso de la Iglesia contemporánea, y por tanto también de las Cofradías: la Nueva Evangelización⁴. Con todas sus implicaciones prácticas y pastorales, ante la involución de la sociedad europea en materia de fe y moral⁵, y la parábola vivencial de los movimientos nacidos en torno al Concilio Vaticano II, a menudo propuesto como el nuevo y único «hogar ideal» del laico adulto. En esencia, se trata de expresar la esencia, el papel y, sobre todo, la dignidad de las Cofradías dentro de la Iglesia universal sobre una base teológica y ya no sólo antropológica (o incluso arqueológica). Si bien existe ya una abundante literatura sobre su evolución y acontecimientos históricos, el análisis de su identidad eclesial específica se «pierde» a menudo en el vasto contexto general del papel de los laicos, y la evaluación de su valor religioso se «limita» en cambio a las tradiciones de piedad/espiritualidad popular que transmiten y protegen.

La Facultad de Teología de Lugano ̶ ya presente en el Foro con carácter consultivo y en la persona de su Rector, Don René Roux ̶ con su parterre de profesores e investigadores de talla mundial, ha sido llamada a investigar científicamente estas cuestiones.

Sin querer anticipar las múltiples líneas de investigación, el papel de las Cofradías en la transmisión de la fe, de época en época, parece central. De hecho, son parte integrante del núcleo de fieles que «deben ser consultados adecuadamente por el bien de la Iglesia», en la medida en que son depositarios del sensus fidei, es decir, de ese «conocimiento del corazón… instinto espiritual»³ que «no puede equivocarse al creer»⁶.
En virtud de ello, pueden ejercer una función no sólo retrospectiva sino también prospectiva; un papel «no sólo reactivo sino también proactivo e interactivo»⁶.

4) En el plano operativo, debe elaborarse un proyecto de reconocimiento y protección del «patrimonio inmaterial» que representan las Cofradías. Este título es atribuido actualmente por la UNESCO a determinadas manifestaciones religiosas públicas, como las procesiones de Semana Santa, que tienen su origen y son gestionadas por las cofradías; algunas cofradías poseen también objetos y monumentos inscritos en la lista del «patrimonio cultural» de la UNESCO.
Pero la idea aquí sería diferente: que las propias Cofradías se atribuyan al patrimonio inmaterial de la Humanidad como las «raíces cristianas» de toda la civilización europea; un testimonio visible y vivido, sin interrupción, durante más de un milenio. Una iniciativa que tendría mucha más fuerza si se promoviera conjuntamente.

Este es, pues, el estado de la cuestión en cuanto a los frutos que han brotado del primer Foro Paneuropeo, los que deben madurar en los próximos doce meses, y por los que se juzgará el árbol.

TRADERE n° 39

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  1. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia; Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; 2002. Recientemente, el Papa Francisco subrayó que «las expresiones de piedad popular tienen mucho que enseñarnos al pensar en la nueva evangelización» (Evangelii Gaudium; n.126)
  2. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia; Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz; 2004; que afirma que los fieles laicos «inmersos en el misterio de Dios e insertos en la sociedad, santos y santificadores… deben comprometerse simultáneamente en la conversión de los corazones y en la mejora de las estructuras» (n. 545, 552).
  3. El Sensus Fidei en la vida de la Iglesia; Comisión Teológica Internacional; 2014; el documento afirma que «el sensus fidei representa un recurso vital para la nueva evangelización» (n.2).
  4. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana; Sínodo Permanente de los Obispos; 2012; el Instrumentum Laboris afirma que «el mundo necesita una nueva evangelización… como medicina para dar alegría y vida contra todo temor».
  5. Ecclesia in Europa; Exhortación apostólica postsinodal de Juan Pablo II; 2003; en la que el Papa exhorta a todas las comunidades eclesiales a «poner en marcha una cuidadosa acción cultural y misionera», comprometiéndose «en la gran obra de la nueva evangelización».

Lumen Gentium (n.12).