Entrevista con Monseñor Fisichella realizada por Antonio Moreno Ruiz, Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga.
Fuente de la noticia: diocesismalaga.es
Ovacionado por los participantes en el IV Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías que ha organizado la Agrupación de Cofradías de Semana Santa con motivo de su centenario, el arzobispo italiano Rino Fisichella (Codogno –Italia–, 1951) es presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización desde su creación en 2010.
Lleva solo 24 horas en Málaga, pero ¿ha tenido la oportunidad de conocer parte de nuestro patrimonio?
He visitado la Catedral, la magnífica Catedral de Málaga. Me gustó muchísimo y también he podido visitar su coro y la exposición y veneración de imágenes que ha preparado la Agrupación de Cofradías con el nombre “El Verbo Encarnado”. Yo estoy convencido de que nuestras iglesias, nuestros monumentos, nuestro arte sacro no son solo una profunda expresión de fe sino también una oportunidad de evangelización. Todo lo que se puede ver en nuestras ciudades, en nuestras calles, es expresión de una cultura con un componente esencial de la fe. Por eso me parece que es una opción cultural muy importante y también es una ocasión para la evangelización.
¿Cómo evitar que nuestras manifestaciones públicas de fe que son las procesiones se queden en un mero acontecimiento cultural y pasen a ser evangelizadoras?
La cultura no es solo una expresión teórica, la cultura es la vida de un pueblo. Cada vez que la fe se encontró con una cultura, no solo recibió algo de esa cultura, sino que la transformó. Aquí está la dinámica, la dialéctica importante de la inculturación de la fe. La fe no es una teoría, la fe se incultura; es decir, entra en la vida cotidiana, en la vida concreta de las personas; pero lleva consigo también principios y contenidos que modifican la cultura misma, porque la expanden hacia una verdad más completa.
Están los dos elementos: por un lado está lo que los Padres de la Iglesia llamaron las “semillas de la verdad” que ciertamente están presentes en cada cultura; y por otro lado está que esas semillas tienen que dar fruto, tienen que madurar. La fe permite a la verdad presente en una cultura madurar y llegar a su plenitud.
En nuestra diócesis, la religiosidad popular atrae a multitud de jóvenes. ¿Cómo lo valora?
La presencia de los jóvenes permite la dinámica entre la memoria y el futuro. Los jóvenes en las cofradías son el signo concreto de que las cofradías tienen una atracción especial, que no es solo la atracción por las procesiones que se hacen en Semana Santa porque aquí las cofradías están también muy comprometidas con la caridad o con la cultura. La presencia de los jóvenes me dice concretamente que esta es una atracción positiva, porque de esta manera se continúa la transmisión de la fe de generación en generación. En las cofradías, la fe no solo se vive, sino que se transmite esa modalidad con la que la fe ha sido vivida. Por eso, la presencia de los jóvenes crea una continuidad. Los hermanos y las hermanas de las cofradías tienen esperanza de que lo que han vivido y continúan viviendo será sostenido en el futuro por las siguientes generaciones. Me parece que la experiencia de fe, cuando los jóvenes están presentes, es el signo concreto de que esta es vivida y testimoniada con eficacia y con fecundidad.
Para esa transmisión de la fe y para la nueva evangelización dentro y fuera del mundo cofrade es imprescindible la presencia de la Iglesia en redes sociales. ¿Qué piensa?
A mí me parece que, en este momento, estamos frente al desafío de una nueva cultura y creo que no tenemos plena conciencia de lo que eso significa. El primer impacto con lo digital es instrumental, es decir, se piensa que son instrumentos y no que es un nuevo idioma. El idioma se transformó, es un idioma que es ahora universal, un idioma que entra en lo específico de la vida de los jóvenes. Los que ya no tenemos 20 años somos inmigrantes digitales, pero todos los otros son nativos digitales es decir son nativos de esa cultura. Nosotros tenemos que conocer no solo los instrumentos sino también el idioma, los principios, la manera de comportarse de los nativos digitales. Tenemos que aprender a caminar en las próximas décadas en esta nueva cultura digital. La comunicación no puede ser solo decir cosas sino ser capaces de entrar en el corazón de las personas con un lenguaje que la mente pueda percibir porque su lenguaje habla al hombre de hoy.
¿Cuáles son los riesgos de esta nueva cultura?
El problema más grande es el problema de la verdad, ¿de qué manera en la cultura digital la comunicación es verdadera? Aquí hay una responsabilidad muy grande porque la búsqueda de la verdad es una búsqueda muy fatigosa pero eficaz. Si la comunicación no tiene la responsabilidad de buscar la verdad cada día, corre el riesgo de dejar comunicar y limitarse simplemente a dar informaciones. Y eso es otra cosa.